comunidad escénica
Comunidad Escénica es un espacio autogestivo en constante transformación ubicado en la comuna de Providencia en Santiago de Chile. Su público objetivo son artistas creadores de diversas disciplinas que trabajan de forma independiente y autogestionada, abiertos a procesos colaborativos y críticos. En un espacio de experimentación y encuentro que conecta a artistas con públicos, instituciones y redes de colaboración.
Aspiramos a ser un referente que impulse la profesionalización, generando condiciones dignas y abiertas para el desarrollo humano y artístico.
Nuestra visión es ser una plataforma y un espacio para la creación escénica, multidisciplinar y el encuentro artístico y humano. Un espacio colaborativo, sostenible, crítico y en expansión que potencie el desarrollo de las artes y les artistas, fortaleciendo el tejido cultural, creativo y social.
Buscamos ser un espacio para la experimentación y experiencia de lo sensible, abierto a nuevas posibilidades que permitan cuestionar y reinventar nuestros modos de relacionarnos y percibir el mundo. Ser un territorio de bifurcaciones y sentidos múltiples, donde se proponen ideas y se expanden los horizontes sensoriales y perceptivos desde un encuentro vincular, humano y en diálogo con nuestro entorno.
Misión
Contribuir al desarrollo humano y artístico a través de espacios de encuentro, investigación, experimentación y creación.
Comunidad Escénica busca acompañar a les artistas en su crecimiento profesional y personal, generando espacios para su desarrollo, ofreciendo condiciones óptimas de trabajo, fomentando el cruce interdisciplinario y siendo un puente entre artistas, públicos, instituciones y redes de colaboración que potencien sus prácticas y fortalezcan el tejido cultural del que forman parte.
Creemos en el arte como lugar de lo sensible, motor de pensamiento crítico, transformación social y encuentro colectivo.
Comunidad Escénica nace el año 2019 desde la necesidad de crear un espacio para el encuentro, la colaboración y la generación de una economía creativa. Su nacimiento se da en un contexto marcado por la precariedad estructural del sector artístico, que obligó a imaginar y sostener el proyecto desde la autogestión, el trabajo colectivo y la reinvención constante.
En 2020, la plataforma se establece físicamente en lo que hoy es su espacio de creación y residencia. Desde entonces, ha funcionado sin financiamiento estable, sosteniéndose mediante el aporte de sus miembros, redes de apoyo y estrategias creativas para mantener la infraestructura y sus actividades. Este lugar ha operado como un laboratorio vivo donde se entrelazan la convivencia, la creación, la amistad, el trabajo, la fiesta, el conflicto y el cuidado.
El proceso de consolidación ha estado atravesado por encuentros nutritivos, creativos, momentos de goce y satisfacción, así como por errores, improvisaciones, tensiones, procesos dolorosos y preguntas sin resolver. La construcción de su tejido humano y creativo ha sido compleja, incómoda y profundamente formativa: un ecosistema inestable, lleno de fisuras, donde las diferencias y las condiciones materiales precarias se han convertido en parte del aprendizaje colectivo. Este carácter experimental y abierto ha permitido que el espacio se mantenga vivo y en transformación, asumiendo el error como una herramienta pedagógica y creativa.
El espacio Comunidad Escénica respira. No es solo una sala con paredes, sino un organismo vivo hecho de cuerpos, memorias, afectos y afecciones. Su arquitectura es blanda, permeable, capaz de expandirse y contraerse según las necesidades y los ritmos de quienes lo habitan. Aquí, las grietas se vuelven entradas de luz y lo incómodo se convierte en terreno fértil para la creación. Cada residencia o encuentro deja huellas que se suman a un archivo invisible: el de las personas y las relaciones humanas y artísticas que lo hacen posible.
En 2024, Comunidad Escénica se constituye formalmente como Fundación, un paso significativo hacia su profesionalización y sostenibilidad. Sin embargo, mantiene su espíritu inicial: un lugar en constante mutación que reconoce su fragilidad como potencia.
Actualmente el espacio se sostiene del arriendo de sus espacios y de una red proyectos formativos externos, permitiendo que este pase de ser un espacio de vivienda a ser un espacio de trabajo y residencias que potencie la labor artística creativa.
Hoy, el desafío es consolidar una programación estable, fortalecer la red de artistas y asegurar la sostenibilidad económica, sin perder la libertad y la apertura que lo caracterizan.